11/9/09



Ejemplo de como NO invertir en comunicación interna


Ayer caminando por Barcelona, me llamó la atención un cuadro perfectamente embalado colocado sobre un contenedor de basura, me acerqué intrigada mientras pensaba en la decadencia del arte y las motivaciones que habría tenido su dueño para deshacerse de él, cuando al llegar a su lado comprobé que no se trataba de una obra de arte, sino de una auténtica pieza de comunicación interna...arrojada sin más a la basura.

La pieza consistía en una lámina enmarcada con un montaje algo basto, de dos manos retocadas, que sostenían una probeta de vidrio que se superponía a la copa de un pino, con 119 nombres (si, los conté) en un color que dificultaba la lectura, encabezada por una gran frase en amarillo que agradecía a los empleados de un laboratorio, y por supuesto la firma del director y el logotipo al pie.

Pensé en el pobre director y sus expectativas puestas en la ilusión que causaría a sus empleados recibir el galardón que probablemente él mismo ideó….¿quizá si el montaje hubiera sido realizado con más gusto y nociones estilísticas el empleado hubiera decidido colgarlo en el salón de su casa?… Dejémoslo claro: NO.
Esta pieza hablaba de la empresa y su director, e ignoraba completamente al empleado. La comunicación formal enunciaba el concepto de “consideración al empleado”, y la informal contradecía completamente el mensaje.

Porqué? Imaginemos a ese mismo director, supongamos que lleva su coche al mismo taller hace años y un buen día el dueño del taller viendo que aumentó su recaudación regala a todos los clientes un cuadro agradeciendo su aporte en su crecimiento económico…¿el director lo colgaría en la sala de su casa aunque a su mujer no le guste o no armonice con la decoración?...probablemente no… ¿porqué entonces ese mismo director supuso que sus empleados si lo harían?

Este es un caso muy frecuente de derroche de presupuesto: buenas intenciones, traducidas en acciones de comunicación aisladas que parecen nunca alcanzar el objetivo esperado, donde la falta de políticas corporativas de comunicación estratégica profesional, y los estilos de comunicación interjerárquica unidireccional, se pagan caro.

Más allá de la necesidad satisfecha del director de plasmar su deseo de decir gracias, ¿hubo algún tipo de reflexión empática acerca de cómo los empleados necesitan sentir que se valora y agradece su trabajo? Que no son sólo bienes de uso de la empresa, que sus deseos importan, que mientras mejor lo hagan mejor les irá a ellos? que su función no pasa por escuchar sumisamente los mensajes de la dirección?

El mismo presupuesto podría haberse canalizado en acciones que incluso sin estar firmadas por el logo pudieran haber sido mucho más rentables, acciones que fidelicen empleados, que les haga sentir que de verdad importan, que toda creatividad extra que aporten les reportará un beneficio...en fin, construyendo una verdadera cultura de Sinergia.

Así que atentos: al igual que en las comunicaciones externas, en comunicaciones y marketing interno, no importa lo que la empresa quiere decir, sino qué quiere lograr y fundamentalmente de qué modo necesita el público escucharlo para que produzca los resultados que estratégicamente se planteó la Organización y evitar así que la acción que elijamos termine en la basura y sin desembalar.