29/4/09



La supervivencia de las organizaciones

La selección natural de la comunicación

Todos reconocemos la importancia de comunicarnos exitosamente para lograr nuestros objetivos tanto a nivel personal como profesional, pero porqué nos cuesta tanto hacerlo eficientemente?

La razón radica en que la comunicación humana es en si misma un rasgo evolutivo aprendido, por lo tanto no nacemos todos con las mismas habilidades de comunicación. Pero así como esta adaptación cultural contribuyó a alcanzar el “podio” en cuanto a evolución, mientras más evolucionamos más complejo se hace el sistema de comunicaciones en que estamos inmersos y más esfuerzo demanda para adaptarnos.
La mala noticia es que como indica la teoría de la selección natural de las especies de Darwin, “sólo sobrevivirán los más aptos”, quienes mejor gestión hagan de las comunicaciones, la buena noticia es que estas aptitudes se aprenden, y por lo tanto está en nuestras manos formarnos para obtener una ventaja competitiva.

La supervivencia de las Organizaciones transita el mismo recorrido ya que funcionan como sujetos en su discurso social: las distintas tipologías de diálogos de las personas que la integran, tengan el rango que tengan, construyen un único diálogo corporativo, y la calidad de ese diálogo será la que permita hacer frente a los de la competencia para sobrevivir o ser descartado.

Si “sólo sobrevive el más apto”, aquellos con la capacidad de entablar comunicaciones saludables, que construyan y logren poner en común intereses personales y ajenos, serán quienes sobrevivan y tengan éxito en nuestro contexto social, dejando atrás a quienes no pueden más que ser víctimas de su propia falta de gestión comunicacional, entablando discursos que lejos de construir dificulten la convivencia armoniosa y sinérgica entre sujetos, dentro de organizaciones, y con los públicos en general.

De aquí se desprende la imperiosa necesidad de instruir líderes con habilidades de comunicación de excelencia, profesionales que sepan establecer sólidos sistemas de comunicación saludable dentro de sus organizaciones, y conciencia por parte de los altos mandos de la necesidad de educar a todos los integrantes de la organización en hábitos de comunicación constructivos que permitan expandir el talento personal de cada empleado.

Para qué nos comunicamos? Etimológicamente comunicar deviene de “la acción de poner en común”, comunicamos para interactuar con otros, la clave radica en la calidad de dicha interacción, y en la mayor o menor riqueza que de ella sepamos obtener:
• Un buen líder que sepa poner a las personas en relación entre sí y generar sinergia
• Equipos de trabajo capaces de poner ideas en común e influenciarse positivamente
• Discursos corporativos motivantes que permita vivir a cada empleado en un ambiente de expansión personal.
• Discursos corporativos eficientes que permitan un buen posicionamiento en el público general.


El objetivo de este blog es contribuir a generar hábitos saludables de comunicación tanto a nivel personal como institucional, como base de una “comunicación ecológica” que construya valor cada vez que se practique.

En los próximos posts detallaré las habilidades características de un buen comunicador, como ya hemos dicho, estas habilidades pueden ser innatas o aprenderse, con lo cual no existen buenos o malos comunicadores, sino personas que aún no han aprendido tales habilidades y por lo tanto pueden capacitarse.

Este hecho lo corroboro día a día en mi trabajo como consultora, entrenando a personas en ámbitos empresariales, no sólo para aprender dichas habilidades, sino también naturalizarlas de manera que surjan como respuesta automática e instintiva en el momento en que se produce el estímulo o necesidad de comunicación estratégica.

El objetivo de estos procesos formativos es transformar el modelo de comunicación del individuo u organización en un modelo de excelencia y efectividad, comenzando con una formación teórica, que es apoyada por dinámicas, indispensables para vivenciar el concepto que se acaba de transmitir, ya que la única forma de convertir un conocimiento en hábito, es la práctica(Covey).